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La consultoría de diseño funcional es un servicio especializado que ayuda a las organizaciones a mejorar sus productos, procesos, servicios o estructuras operativas a través de la optimización de su funcionalidad. Va más allá del diseño estético, enfocándose en:
Entender necesidades: identificar las necesidades reales de los usuarios, el negocio y la tecnología.
Diseñar soluciones: proponer estructuras funcionales (flujos, sistemas, interacciones) que sean eficientes, intuitivas y rentables.
Implementar mejoras: acompañar la ejecución, integrando lo funcional y lo técnico.
Medir impactos: evaluar resultados reales como adopción, reducción de costos y mejora en experiencia.
Aumentar la usabilidad y satisfacción de usuarios internos y externos.
Reducir errores, tiempos y costos operativos.
Facilitar implementación técnica con estructuras claras.
Alinear objetivos funcionales con estrategia y procesos de negocio.
A continuación, se describen los componentes estructurales más comunes, con gráficos que ayudan a entender su arquitectura:
Qué incluye: entrevistas con stakeholders, análisis de sistemas, revisión de datos.
Entregables: mapa de actores y flujos actuales, puntos de dolor, benchmarking.
📈 El gráfico de “Human‑Centered Design” muestra esta fase como punto de partida junto a las siguientes (praxent.com).
Qué incluye: talleres de ideación, prototipos de baja fidelidad (wireframes), validaciones rápidas con usuarios.
Entregables: prototipos, organización de flujos, experiencia optimizada.
Infografías tipo “Design Thinking” ayudan a explicar cómo progresar desde la investigación hasta soluciones leves .
Qué incluye: definición precisa de funciones, esquemas de interacción y reglas de negocio.
Entregables: documentación técnica: diagramas BPMN, especificaciones funcionales, set de reglas.
Plantillas infográficas tipo “Technology Consulting” muestran claros bloques funcionales y su relación .
Qué incluye: apoyo a equipos de desarrollo, definición de pruebas funcionales, iteraciones continuas.
Entregables: componentes funcionales entregados, documentación técnica alineada.
Gráficos “Infographic Design” ilustran la fase de transición hacia realidad operacional (praxent.com, designcrowd.com).
Qué incluye: test de aceptación de usuario (UAT), KPIs funcionales, análisis costo-beneficio.
Entregables: reportes de rendimiento, dashboards de seguimiento, recomendaciones para mejora continua.
Incluye analistas funcionales, diseñadores UX, desarrolladores técnicos, gerentes de proyecto y especialistas en datos.
Fases iterativas: discovery → diseño → iteración → despliegue → monitoreo.
Talleres interactivos con stakeholders para co-crear soluciones y asegurar concretización funcional.
Implica validar constantemente con usuarios finales y adaptar el diseño funcional según uso real.
Mejor experiencia de usuario: interfaces lógicas, tareas más fáciles y menos errores.
Eficiencia operativa: automatización, reducción de redundancias, flujos simplificados.
Salto competitivo: productos/servicios más robustos y alineados al mercado.
Alineación entre áreas: stakeholders, TI y usuarios se coordinan sobre entregables claros.
Flexibilidad: permite añadir o reajustar funcionalidades con menor costo.
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